¿Qué pasa cuando te detienen por violencia de género?
Imagina esta situación: has discutido con tu pareja y, en un instante, las sirenas suenan y escuchas que se acercan. El corazón te va a mil por hora y la realidad, más bien la tuya, se transforma en un momento.
La policía te detiene como presunto autor de un delito de violencia de género.
¿Ha llamado tu pareja a la policía? Puede ser, pero con que llame tu vecino…
La detención por violencia de género es, sin duda, uno de los escenarios más delicados, complejos y conflictivos a nivel social que puede vivir una persona en España.
Más allá del impacto inmediato, este proceso inicia un recorrido legal, social y personal que puede cambiar radicalmente tu vida.
Conocer tus derechos y saber qué pasos seguir puede marcar la diferencia entre defenderte adecuadamente o verte atrapado en una maraña judicial de difícil salida.
Vamos a desgranarlo.
El primer golpe: la detención inmediata
En los casos de violencia de género, la respuesta policial es fulminante.
Tras recibir una denuncia, sea fundada o no, y esto es así por protocolo, la policía procede casi de forma automática a la detención del presunto agresor.
La prioridad es clara, proteger a la supuesta víctima.
Por ello, salvo contadas excepciones, el investigado no es citado, sino detenido de inmediato.
Justo o injusto, esto es así.
Durante la detención, se garantiza tu derecho a ser informado de manera comprensible sobre los hechos que se te atribuyen.
No es un mero trámite, la realidad es que es tu primer escudo defensivo contra esta detención.
Calabozos y espera: hasta 72 horas en dependencias policiales
Una vez detenido, pasarás normalmente entre 24 y 72 horas en los calabozos.
Un lugar donde el tiempo se alarga como un chicle que se ha quedado sin sabor alguno, mientras se abren las diligencias judiciales que determinarán tu futuro inmediato.
Durante esta fase tienes derechos fundamentales de los que debes ser informado y que podrás ejercer:
Ser informado de los motivos de tu detención.
Guardar silencio: no estás obligado a declarar ante la policía.
Ser asistido desde el primer momento por un abogado, de libre elección o de oficio.
Comunicarte con un familiar o persona de confianza.
Ser examinado por un médico para garantizar tu bienestar físico.
Si eres extranjero, que tu consulado sea notificado.
Ejercer correctamente estos derechos es muy útil a la hora de estructurar una estrategia de defensa.
Cada derecho vulnerado puede ser una puerta abierta para impugnar la detención o las pruebas obtenidas.
Un error en esta fase puede condicionar todo el procedimiento.
El momento crucial: la puesta a disposición judicial
En cuanto se agote el tiempo máximo de detención, comparecerás ante el juez de violencia sobre la mujer, o el juez de guardia si ese día es fin de semana o festivo (excepto en Madrid capital, que siempre hay un juzgado de violencia sobre la mujer abierto).
Esta comparecencia es tu primer asalto en el combate que estás a punto de empezar.
El juez abrirá diligencias urgentes, recabando las declaraciones de la presunta víctima, de posibles testigos, y por último, la tuya como detenido e investigado.
En este momento, el juez puede analizar:
Partes médicos.
Grabaciones de audio o vídeo.
Comunicaciones (mensajes, correos).
Informes policiales.
Es una carrera contrarreloj para decidir si existen indicios suficientes que justifiquen imponer medidas cautelares.
Porque, además, este proceso se suele tramitar y finalizar en un solo día.
¿Qué medidas cautelares puede imponer el juez?
Si el juez considera que existe riesgo para la víctima o para la investigación, puede imponer medidas cautelares de gran impacto:
Orden de alejamiento: prohibición de acercarte a menos de cierta distancia de la víctima.
Prohibición de comunicación: ningún tipo de contacto, ni siquiera a través de terceros.
Expulsión del domicilio: aunque seas el propietario (aunque en cuanto se firme una orden de protección, esto es inmediato porque una cosa lleva a la otra).
Prisión provisional: en los casos más graves, si hay riesgo real de reincidencia o de fuga.
Además, si hay hijos menores dentro de la pareja o matrimonio, el juez puede suspender tu custodia provisionalmente y atribuir el domicilio familiar a la víctima.
Estas medidas se notifican inmediatamente a las fuerzas de seguridad y su incumplimiento puede agravar mucho tu situación. Pero mucho.
El inicio del proceso penal: una carrera de fondo
El procedimiento penal comienza prácticamente siempre como Diligencias Urgentes de Juicio Rápido. Tras las diligencias imprescindibles practicadas ese mismo día y dependiendo de la gravedad de los hechos o de si son necesarias más diligencias, se seguirá:
Juicio rápido (art. 798 y siguientes LECrim): si el caso está claro y es de menor gravedad.
Diligencias Previas: Si se requieren más diligencias de instrucción.
Sumario: Si el delito requiere mayor investigación pero además este tiene tipificada una condena mayor a 9 años de prisión (violación, homicidio/asesinato y lesiones muy graves).
Desde ese momento, puedes ser inscrito en el Registro Central de para la Protección de las Víctimas de Violencia Doméstica y de Género, lo que puede impactar tu vida social, profesional y personal, incluso antes de que haya una condena firme.
¿A qué consecuencias adicionales te vas a enfrentar?
Ser investigado por violencia de género deja cicatrices, y a veces por mucho tiempo:
Eventual pérdida del empleo o imposibilidad de acceder a determinados trabajos.
Dificultades para renovar permisos de residencia o nacionalidad (en caso de extranjeros).
Rechazo y estigmatización social, incluso antes de que se determine tu culpabilidad o inocencia.
Por eso, defenderse adecuadamente desde el primer minuto no es una opción, es una necesidad que puede afectar al resto de tu vida.
¿Y si no entiendes por qué te detienen?
No debes callarte, tampoco estar alterado, si es posible.
Pregunta respetuosamente por el motivo de tu detención. Si no te dan una explicación clara, házselo saber a tu abogado y al juez en cuanto tengas ocasión.
Además, tienen que entregarte una hoja informativa sobre tus derechos en un idioma que comprendas.
Jamás firmes nada ni declares sin tener claro el contexto y las acusaciones. Dicho de otro modo, no declares nunca sin haber hablado con tu abogado.
Antes de decir cualquier cosa que te perjudique, cállate.
Tu silencio en estos momentos puede ser tu mejor defensa.
Tu derecho a hablar con tu abogado antes de declarar
Sí, puedes y debes. De hecho, es obligatorio a no ser que tú no quieras.
Nadie puede obligarte a declarar sin tu abogado presente. Esa conversación privada previa puede marcar la diferencia entre un juicio favorable o una condena injusta.
Y, recuerda, por si no te ha quedado claro en este punto del artículo: todo lo que digas puede ser usado en tu contra.
¿Qué pasa si decides no responder a las preguntas?
Nada negativo para ti.
No responder no es delito ni puede interpretarse como un reconocimiento de culpa. Es más, el investigado en España puede mentir libremente sin temor a ser imputado de “perjurio”.
De hecho, “no declarar” es una estrategia habitual en derecho penal para protegerse de declaraciones precipitadas.
¿Qué pasa si cambias tu versión de los hechos?
La coherencia es clave durante el proceso penal.
Si das versiones contradictorias, la acusación puede usarlo para sembrar dudas sobre tu credibilidad.
Aunque en un juicio oral puedas cambiar la versión que diste durante la instrucción del procedimiento, recuerda que te juzgan personas, y se han leído las declaraciones anteriores.
Por eso es tan importante preparar cada declaración con tu abogado.
¿Cómo puedes defenderte mejor si llegas a juicio?
Construir una defensa efectiva requiere:
Colaborar plenamente con tu abogado: no le ocultes información porque no saldrá nada beneficioso de ahí para tus intereses.
Revisar minuciosamente con tu abogado todas las pruebas que se presentan en tu contra.
Las estrategias legales dejaselas a tu abogado, desde la impugnación de pruebas hasta demostrar inconsistencias en el relato de la víctima.
Mantén siempre la coherencia en todas tus declaraciones.
Valora acuerdos si la prueba en tu contra es difícil de defender, buscando reducciones de pena.
Se respetuoso con los jueces y demás funcionarios: tu actitud ante ellos importa, y mucho.
Tu abogado puede también recurrir vulneraciones de derechos o errores en la instrucción, y solicitar la nulidad de pruebas.
No dudes en buscar ayuda.
Ponte en contacto con nosotros: tuabogado.legal.
Pincha en el botón azul, justo debajo del texto, para pedir tu consulta con nuestros abogados expertos en violencia de género.
Queremos ayudarte.
Imagina esta situación: has discutido con tu pareja y, en un instante, las sirenas suenan y escuchas que se acercan. El corazón te va a mil por hora y la realidad, más bien la tuya, se transforma en un momento.
La policía te detiene como presunto autor de un delito de violencia de género.
¿Ha llamado tu pareja a la policía? Puede ser, pero con que llame tu vecino…
La detención por violencia de género es, sin duda, uno de los escenarios más delicados, complejos y conflictivos a nivel social que puede vivir una persona en España.
Más allá del impacto inmediato, este proceso inicia un recorrido legal, social y personal que puede cambiar radicalmente tu vida.
Conocer tus derechos y saber qué pasos seguir puede marcar la diferencia entre defenderte adecuadamente o verte atrapado en una maraña judicial de difícil salida.
Vamos a desgranarlo.
El primer golpe: la detención inmediata
En los casos de violencia de género, la respuesta policial es fulminante.
Tras recibir una denuncia, sea fundada o no, y esto es así por protocolo, la policía procede casi de forma automática a la detención del presunto agresor.
La prioridad es clara, proteger a la supuesta víctima.
Por ello, salvo contadas excepciones, el investigado no es citado, sino detenido de inmediato.
Justo o injusto, esto es así.
Durante la detención, se garantiza tu derecho a ser informado de manera comprensible sobre los hechos que se te atribuyen.
No es un mero trámite, la realidad es que es tu primer escudo defensivo contra esta detención.
Calabozos y espera: hasta 72 horas en dependencias policiales
Una vez detenido, pasarás normalmente entre 24 y 72 horas en los calabozos.
Un lugar donde el tiempo se alarga como un chicle que se ha quedado sin sabor alguno, mientras se abren las diligencias judiciales que determinarán tu futuro inmediato.
Durante esta fase tienes derechos fundamentales de los que debes ser informado y que podrás ejercer:
Ser informado de los motivos de tu detención.
Guardar silencio: no estás obligado a declarar ante la policía.
Ser asistido desde el primer momento por un abogado, de libre elección o de oficio.
Comunicarte con un familiar o persona de confianza.
Ser examinado por un médico para garantizar tu bienestar físico.
Si eres extranjero, que tu consulado sea notificado.
Ejercer correctamente estos derechos es muy útil a la hora de estructurar una estrategia de defensa.
Cada derecho vulnerado puede ser una puerta abierta para impugnar la detención o las pruebas obtenidas.
Un error en esta fase puede condicionar todo el procedimiento.
El momento crucial: la puesta a disposición judicial
En cuanto se agote el tiempo máximo de detención, comparecerás ante el juez de violencia sobre la mujer, o el juez de guardia si ese día es fin de semana o festivo (excepto en Madrid capital, que siempre hay un juzgado de violencia sobre la mujer abierto).
Esta comparecencia es tu primer asalto en el combate que estás a punto de empezar.
El juez abrirá diligencias urgentes, recabando las declaraciones de la presunta víctima, de posibles testigos, y por último, la tuya como detenido e investigado.
En este momento, el juez puede analizar:
Partes médicos.
Grabaciones de audio o vídeo.
Comunicaciones (mensajes, correos).
Informes policiales.
Es una carrera contrarreloj para decidir si existen indicios suficientes que justifiquen imponer medidas cautelares.
Porque, además, este proceso se suele tramitar y finalizar en un solo día.
¿Qué medidas cautelares puede imponer el juez?
Si el juez considera que existe riesgo para la víctima o para la investigación, puede imponer medidas cautelares de gran impacto:
Orden de alejamiento: prohibición de acercarte a menos de cierta distancia de la víctima.
Prohibición de comunicación: ningún tipo de contacto, ni siquiera a través de terceros.
Expulsión del domicilio: aunque seas el propietario (aunque en cuanto se firme una orden de protección, esto es inmediato porque una cosa lleva a la otra).
Prisión provisional: en los casos más graves, si hay riesgo real de reincidencia o de fuga.
Además, si hay hijos menores dentro de la pareja o matrimonio, el juez puede suspender tu custodia provisionalmente y atribuir el domicilio familiar a la víctima.
Estas medidas se notifican inmediatamente a las fuerzas de seguridad y su incumplimiento puede agravar mucho tu situación. Pero mucho.
El inicio del proceso penal: una carrera de fondo
El procedimiento penal comienza prácticamente siempre como Diligencias Urgentes de Juicio Rápido. Tras las diligencias imprescindibles practicadas ese mismo día y dependiendo de la gravedad de los hechos o de si son necesarias más diligencias, se seguirá:
Juicio rápido (art. 798 y siguientes LECrim): si el caso está claro y es de menor gravedad.
Diligencias Previas: Si se requieren más diligencias de instrucción.
Sumario: Si el delito requiere mayor investigación pero además este tiene tipificada una condena mayor a 9 años de prisión (violación, homicidio/asesinato y lesiones muy graves).
Desde ese momento, puedes ser inscrito en el Registro Central de para la Protección de las Víctimas de Violencia Doméstica y de Género, lo que puede impactar tu vida social, profesional y personal, incluso antes de que haya una condena firme.
¿A qué consecuencias adicionales te vas a enfrentar?
Ser investigado por violencia de género deja cicatrices, y a veces por mucho tiempo:
Eventual pérdida del empleo o imposibilidad de acceder a determinados trabajos.
Dificultades para renovar permisos de residencia o nacionalidad (en caso de extranjeros).
Rechazo y estigmatización social, incluso antes de que se determine tu culpabilidad o inocencia.
Por eso, defenderse adecuadamente desde el primer minuto no es una opción, es una necesidad que puede afectar al resto de tu vida.
¿Y si no entiendes por qué te detienen?
No debes callarte, tampoco estar alterado, si es posible.
Pregunta respetuosamente por el motivo de tu detención. Si no te dan una explicación clara, házselo saber a tu abogado y al juez en cuanto tengas ocasión.
Además, tienen que entregarte una hoja informativa sobre tus derechos en un idioma que comprendas.
Jamás firmes nada ni declares sin tener claro el contexto y las acusaciones. Dicho de otro modo, no declares nunca sin haber hablado con tu abogado.
Antes de decir cualquier cosa que te perjudique, cállate.
Tu silencio en estos momentos puede ser tu mejor defensa.
Tu derecho a hablar con tu abogado antes de declarar
Sí, puedes y debes. De hecho, es obligatorio a no ser que tú no quieras.
Nadie puede obligarte a declarar sin tu abogado presente. Esa conversación privada previa puede marcar la diferencia entre un juicio favorable o una condena injusta.
Y, recuerda, por si no te ha quedado claro en este punto del artículo: todo lo que digas puede ser usado en tu contra.
¿Qué pasa si decides no responder a las preguntas?
Nada negativo para ti.
No responder no es delito ni puede interpretarse como un reconocimiento de culpa. Es más, el investigado en España puede mentir libremente sin temor a ser imputado de “perjurio”.
De hecho, “no declarar” es una estrategia habitual en derecho penal para protegerse de declaraciones precipitadas.
¿Qué pasa si cambias tu versión de los hechos?
La coherencia es clave durante el proceso penal.
Si das versiones contradictorias, la acusación puede usarlo para sembrar dudas sobre tu credibilidad.
Aunque en un juicio oral puedas cambiar la versión que diste durante la instrucción del procedimiento, recuerda que te juzgan personas, y se han leído las declaraciones anteriores.
Por eso es tan importante preparar cada declaración con tu abogado.
¿Cómo puedes defenderte mejor si llegas a juicio?
Construir una defensa efectiva requiere:
Colaborar plenamente con tu abogado: no le ocultes información porque no saldrá nada beneficioso de ahí para tus intereses.
Revisar minuciosamente con tu abogado todas las pruebas que se presentan en tu contra.
Las estrategias legales dejaselas a tu abogado, desde la impugnación de pruebas hasta demostrar inconsistencias en el relato de la víctima.
Mantén siempre la coherencia en todas tus declaraciones.
Valora acuerdos si la prueba en tu contra es difícil de defender, buscando reducciones de pena.
Se respetuoso con los jueces y demás funcionarios: tu actitud ante ellos importa, y mucho.
Tu abogado puede también recurrir vulneraciones de derechos o errores en la instrucción, y solicitar la nulidad de pruebas.
No dudes en buscar ayuda.
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Queremos ayudarte.